La princesa y el reino de las mariposas

Una vez existió una princesa hermosa con un gran corazón. Su nombre era Princesa Aurora, y vivía en un precioso y mágico reino conocido como el Reino de las Mariposas. Este reino estaba lleno de maravillas misteriosas, vida exuberante, y palacios relucientes. Era un lugar donde la magia y la imaginación florecían tanto como la vida misma, y a la princesa le encantaba su viaje de descubrimiento por el reino. Su aventura había comenzado, y en un pequeño rincón de la tierra, emprendió su viaje a través de las tierras conocidas como el Reino de las Mariposas. La princesa, cuyo nombre era Pria, vivía en un reino mágico rodeado de hermosas montañas, donde crecían árboles frondosos y donde el aire estaba lleno de la fragancia de los pétalos de flores.

Cada mañana, la hermosa princesa Pria, se levantaba temprano para recorrer todos los pasillos de su castillo, saludando a todos los criados y a las doncellas, quienes le rendían pleitesía.

Cada vez que salía hacia el jardín para ver el amanecer, se encontraba con un hermoso espectáculo. Una bandada de mariposas flotaba en el aire, agitando sus alas coloridas. Pria se quedaba admirada, pues pensaba que todos los días eran como una fiesta de colores.

Un día, mientras jugaba, vio una mariposa en particular. Era tan grande, tan única y tan majestuosa, que sólo podía ser una reina. Pria se quedó admirada y decidió seguirla.

La fastuosa reina mariposa voló hasta una isla llamada “Isla de la Mariposa”. Allí, se bamboleaban mil mariposas en sus alas, envueltas en una nube luminosa. Era como un reino mágico, lleno de color, magia y diversión.

Esta isla no era sólo el hogar de la Reina Mariposa. Se decía que era el Reino de las Mariposas, un lugar amado por todas las criaturas del cielo.

Todas las mariposas conocían a Pria y le habían dado el título de “Princesa de Mariposas”, algo que agradaba enormemente a la princesita.

Pria pasó la tarde volando en compañía de las Mariposas y disfrutando de aquel hermoso reino, pero pronto tendría que volver a su palacio. Al despedirse, la Reina le entregó un cinturón plateado con una mariposa grabada en el cierre. “Tú serás la designada para cuidar la magia de este reino, que es lo único que lo hace especial y único”- dijo la reina.

Pria se sintió muy feliz y orgullosa de haber recibido aquel maravilloso regalo. A partir de ese día, la Princesa Pria demostró una gran responsabilidad y se comprometió a cuidar de su pueblo y de su Reino de las Mariposas.

Cada vez que tenía tiempo libre, Pria volaba hasta la isla y subía a la cima de una colina para contemplar aquel hermoso lugar. Sus alas eran ahora una verdadera maravilla para toda la región.

A cada una de sus visitas, los habitantes de la Isla de las Mariposas le daban la bienvenida con una canción y una bailarina. Y así, con la ayuda de sus dones mágicos, Pria se convirtió en la guardiana de una tierra llena de maravillas. Y así, finalmente, la princesa supo que la magia estaba dentro de ella desde el principio. Ya no tuvo que volar tan lejos para encontrar belleza y un mundo místico. Ya no tuvo que buscar el reino de las mariposas porque lo llevaba dentro de ella. Y así, gracias a su anhelo de conocer el amor y la verdadero belleza, logró descubrir el lugar dondequiera que fuese su destino – su corazón.