La princesa y el castillo de cristal

Una vez, hace mucho tiempo, en un lejano reino anidado en la montañas, vivía la hermosa princesa _________. Desde la cima de las montañas, ella podía ver un gran castillo de cristal, construido hace mucho tiempo, en los tiempos antiguos. Estaba encantada con el castillo y empezó a explorarlo. Estaba decidida a descubrir el misterio que ocultaba aquel lugar mágico. ¿Qué cosas enigmáticas guardaba? ¿Quién era el dueño de aquel castillo? La pequeña princesa se sentaba en el sueño de su padre, un castillo de cristal. Muchas veces se había imaginado viviendo en él, rodeada de lujo y regalos. Ella rezaba para que llegara el día en que su padre le permitiera habitar el castillo.

Un día su deseo se hizo realidad cuando el rey le dio una invitación para que se mudara al castillo de cristal. Con alegría la princesa corrió al castillo. La primera vez que entró quedó maravillada. El castillo brillaba y destellaba como si estuviera hecho de diamantes. Daba vueltas por los pasillos para descubrir todas sus sorpresas.

En el centro del castillo se encontraba el salón principal. Las columnas doradas se elevaban hacia el techo, los muros estaban cubiertos de hermosas pinturas y los grandes ventanales dejaban pasar la luz del sol. Pero la cosa más asombrosa era el inmenso espejo biselado que se alzaba en el medio, como si fuera una puerta hacia otro mundo.

La princesa no podía dejar de mirar el espejo, preguntándose qué podía haber más allá, pero todas las veces que lo intentaba, su imagen reflejada se disolvía entre los miles de cristales, y la princesa no podía alcanzarlo. Decidió entonces entender su mundo y su castillo.

Durante su estancia en el castillo, la princesa descubrió algunas de sus maravillas. Existían salones con techos de plata, estancias decoradas con adornos únicos e incluso un gran jardín. Por las noches, mientras la luna brillaba sobre el castillo, la princesa se sentaba a escuchar a los animales cantar, observando la brillante luz que salía de entre los cristales.

Durante el día, la princesa visitaba los alrededores del castillo, donde se encontraban preciosas flores, verdes praderas y ríos bordeados por árboles milenarios. Cada vez que regresaba al castillo se sentía más en casa, como si perteneciera a este lugar.

Una noche mientras la princesa veía desde lo alto cómo los ciudadanos cantaban sus melodías, un relámpago alumbró el lugar, y luego una extraña luz empezó a brillar desde el espejo. De pronto quedó inmóvil, atrapada en el reflex de sus cristales.

Fue entonces cuando el castillo de cristal se abrió, y una figura misteriosa apareció, una dama vestida con una túnica plateada. La princesa se quedó sin palabras, tratando de recordar de dónde la conocía. La figura desenrolló entonces algo en una mano y dijo que era un objeto mágico que permitiría a la princesa entrar en el mundo secreto que descubrió tras el espejo.

La princesa agarró el objeto que le fue entregado y cerró los ojos, sintiéndose transportada hacia un lugar muy lejano. No se sabe lo que pasó en ese lugar; solo que la princesa se alejó del castillo de cristal, llevando con ella la magia de aquel lugar.

La princesa se embarcó en una nueva aventura, tiempo después volvió al castillo de cristal, llena de vivencias y sabiduría. Desde entonces, cada vez que la princesa regresaba al castillo de cristal, mencionaba siempre la palabra “maga”, en recordatorio de los tesoros que encontró allí. Cuando la princesa salió del castillo de cristal, supo que había una misión más allá de los muros de vidrio que involucraba algo mucho más grande que ella. Afortunadamente, ahora sabía que contaba con la fuerza y el coraje para hacerle frente. Ya era hora de que ella comenzara su búsqueda por descubrir la verdad.