La princesa y la estrella fugaz

Una noche, mientras la princesa yacía en su cama, mirando al cielo lleno de estrellas relucientes, de repente un destello de luz irrumpió en la oscuridad que envolvía el reino. Había una estrella fugaz que atravesó el firmamento. Ella se puso de pie, conmovida, inspirada por el misterio y la magia que presentía. Era el momento de La princesa y la estrella fugaz. La princesa, una mujer joven hermosa con rizos dorados, miraba el cielo nocturno desde lo alto de la torre, que miraba el pueblo y el reino en el que vivía. Envuelta en su capa de color dorado, el viento suave le acariciaba el rostro.

Los pájaros de la noche silbaban mientras la princesa contemplaba. De repente, vio una brillante estrella fugaz cruzar el firmamento. La princesa deseó que aquella estrella siempre permaneciera en el cielo.

La estrella fugaz emitió un destello y el cielo pareció iluminarse a su alrededor. Entonces, como si se tratara de un milagro, la estrella empezó a descender lentamente desde el cielo hasta la cima de la más alta torre.

La princesa contempló maravillada cómo la estrella se posaba a sus pies. Entonces la estrella habló. La princesa se quedó sin palabras.

“¿Eres tú la que me ha traído aquí?”, preguntó la estrella. La princesa asintió. La estrella sonrió.

“Yo he venido a concederte un deseo. Puedes pedir lo que quieras. Sólo tienes que decir lo que deseas con todo tu corazón y tu deseo se hará realidad”, explicó.

La princesa no podía creerlo. No había nada que ella deseara con más ahínco que el bienestar de su pueblo y su reino.

Incluso antes de considerar su deseo, la princesa empezó a llorar. Nunca en su vida había algo tan maravilloso como aquel momento.

“Deseo que las personas de mi reino vivan en paz, prosperidad y equidad”, dijo con una firme convicción.

La estrella asintió. Se puso en pie y le contestó.

“Tú deseo será cumplido. En el futuro próximo, tu reino regresará a su antiguo esplendor. Tendrán paz, prosperidad y equidad para siempre”, dijo.

La princesa quedó satisfecha. La estrella volvió a elevarse por el cielo y desapareció entre las estrellas. La princesa y su gente quedaron maravillados de la profecía anunciada por la elusiva estrella.

A partir de ese momento, el reino de la princesa se transformó. La prosperidad volvió y el pueblo cosechó los beneficios de la paz y la igualdad. La princesa fue celebrada por su noble deseo para todo el pueblo.

Pero la princesa no olvidó aquella estrella fugaz. Siempre recordaba la magia de aquella noche y el hechizo que un destello inesperado trajo a su vida. Esta es la historia de La princesa y La Estrella Fugaz, un cuento sobre la magia de ver los sueños se volver hacia la realidad. Es un ejemplo de que, incluso en tiempos oscuros, hay poder en la esperanza. La princesa aprendió que, a veces el camino para alcanzar nuestros sueños exige esfuerzo y dedicación; llevar cabeza en alto, alcanzar metas y llegar a donde queremos nunca es imposible. La estrella fue un amigo incondicional que regaló lecciones mágicas que viven dentro del corazón de la princesa. Los dos tesoros se alzaron en el horizonte, para que todos aquellos que escucharon su cuento siempre recuerden parte de su magia.