¡Todos los aficionados del fútbol estaban entusiasmados! El partido del honor estaba a punto de comenzar. Ese día, las gradas estaban llenas de jovencitos ansiosos de ver cómo sus equipos preferidos se enfretaban en el campo de juego. Aquel encuentro amistoso iba a ser muy especial, pues el equipo campeón se mediría contra la sorpresa de la liga. ¡¿Quién ganaría el partido emocionante del honor?! El partido del honor”
Era una fría mañana cuando dos equipos de fútbol se encontraban en la cancha dispuestos a demostrar su honor. El Joven Reyes y su equipo se presentaron contra el equipo de Manolo el pequeño valiente.
Todos con las ganas de ganar centraban su atención en Joven Reyes. Sus movimientos eran inteligentes, tácticos y hábiles. Siempre llevaba una sonrisa en su rostro y eso lo hacía único.
Pero Manolo era el que mejor jugaba. Su pequeño cuerpo albergaba una gran determinación y un espíritu de competitividad. Lograba meter el fútbol en la portería y sus equipo gritaban celebrando.
Reyes se dio cuenta de que Manolo era un verdadero jugador y decidió aplaudir su equipo rival desde el suelo de la cancha. Esto después de que los dos equipos entendieron que el juego no era de ganar o perder, era un juego de honor y respeto.
Todos celebraron y Manolo le dio la mano a Reyes en señal de respeto. Reyes sabía que el honor estaba incrustado en las personas más que en los ganadores. Mientras salían del partido todos reían, estaban felices de haber disputado un partido con honradez y respeto.
Reafirmaron los valores de comportamiento y algún día nosotros también aprenderíamos de sus enseñanzas. El partido del honor fue un gran éxito y los dos equipos unieron sus talentos, para hacer de este evento una noche inolvidable. Al finalizar el partido el equipo ganador se llevó el honor, pero todos los demás recuerdan el momento con una sonrisa. Fue una experiencia emocionante y divertida para todos los presentes, mostrando que el fútbol es mucho más que un juego, es el lugar donde la pasión se une con la amistad.