El jugador de hielo

Ena vez hubo un mago que se llamaba El jugador de hielo. Este mago era un amante del fútbol y tenía un talento increíble para el juego. A una edad temprana, El jugador de hielo descubrió que tenía un don que ningún otro jugador de fútbol podía igualar. Aprendió a controlar la pelota con la misma facilidad con la que puedes controlar un remolino de nieve. .

En el pequeño pueblo de Hadenville, vivía un chico muy aficionado al fútbol llamado David. Por sus calles corrían los niños jugando alegremente, pero David era distinto; sus habilidades en el campo eran mucho mejores que sus compañeros. En general, David destacaba entre los demás.

Diciembre llegó pronto, y con él llegó el tiempo frío. El sol no calentaba el pequeño pueblo y una fría humedad invade la atmósfera. Los niños dejaron de jugar al fútbol y comenzaron a disfrutar otras actividades al aire libre. Pero no para David, él no podía quedarse sin jugar, así que decidió experimentar su habilidad en el campo, algo que ni él mismo esperaba.

David intentó golpear la pelota con sus pies y descubrió que la pelota no solo no se movía; también se congeló. Se paró y miró a su alrededor asombrado, cuando descubrió la verdad: había congelado todo el campo. Estaba todo cubierto de hielo.

Los demás niños se quedaron boquiabiertos, nunca habían visto algo así. David estaba encantado con su nueva habilidad y decidió aprovecharla para estar un paso adelante de sus compañeros. Juntaron un equipo improvisado y comenzaron a jugar en el campo congelado.

El equipo improvisado practicaba varias tácticas y jugadas impensadas en un campo normal, y de esta forma, David era el héroe del equipo. Sus compañeros comenzaron a llamarlo el “Jugador de Hielo”.

Durante el partido, David perdió la pelota y fue a por ella. Entonces, el sol comenzó a brillar, y poco a poco todos vieron cómo el hielo comenzaba a derretirse. El frío se adueño de Hadenville una vez más; las actividades al aire libre se reanudaron y todos vivían felices.

David se convirtió en un ejemplo para los demás. Enseñó a sus compañeros una lección importante: no importa lo frío que esté el día, siempre hay una forma de divertirse y de disfrutar de la vida. De esta forma, el “Jugador de Hielo” se ganó el cariño de todos. El jugador de hielo se fue al zambullirse al mar junto a sus amigos del equipo. Nadaban juntos mientras veían el atardecer y celebraron su victoria en la cancha. La pasión por el juego marcaría para siempre la vida de El jugador de hielo, que disfrutó de cada minuto de la partida. Era un pionero al jugar al fútbol con sus patines de hielo, y nos enseiñó que, con determinación, se pueden hacer muchas cosas. ¡Hasta la próxima!