El gol de la emoción

En un día soleado y radiante, dos niños se disponían a jugar un intenso partido de fútbol. Raúl y Carlos, acompañados de sus mejores amigos, llegaron al campo preparados para disputar el emocionante juego. Estaban muy motivados y ansiosos por vestirse con sus camisetas, calcetines y botines y empezar a dar todo de sí. El partido comenzó y, al principio, ambos equipos hicieron un juego inteligente y estratégico. Los jugadores corrían de lado a lado e intentaban marcar el gol de la emoción. Pero, ¡qué gol lograrían? Lola, de 8 años de edad, estaba volviendo loca a su mamá con preguntas acerca del equipo de fútbol preferido, los verdaderos campeones. Aunque su mamá le habló de lo importante que era nunca dar por vencido, el no le estaba atendiendo mucho.

Un día, su mamá le dijo que el equipo de los campeones, su equipo de fútbol preferido, iba a jugar su último partido de la temporada y que era una oportunidad única para ver a tus héroes al comienzo de la temporada.

Lola desapareció bajo la lluvia, con su botellita de agua, sus zapatos y la camiseta de los campeones. Se vio a ella corriendo por el estadio, recorriendo todos los asientos buscando el mejor para tener una mejor vista del campo.

Cuando el partido comenzó, el equipo de los campeones no pudo conseguir un gol. Pasó el tiempo, la lucha seguía y la confianza de Lola disminuyó. En el minuto 94, cuando todos ya habían perdido las esperanzas, Volvió una última jugada. La idea fue para el delantero del equipo de los campeones, era la oportunidad para el gol de la emoción.

En la adversidad, el delantero había hecho su mejor esfuerzo. En el minuto final, Lola vio al delantero saltando alto, encontrando el balón y remontando el área de los oponentes. El marcador final marcado de gol. Fue el gol de la emoción.

Todo el estadio se iluminó con celebraciones. Había una emoción indescriptible, con gritos y abrazos. Lola abrazó a su mamá tan fuerte como su momento de felicidad. Había aprendido que siempre hay que creer, trabajar duro y luchar hasta el final.

Había sido una lección que nunca olvidaría. Mientras se dirigía a casa, con los buenos olores del campo de fútbol flotando en el aire, entendió que la vida es como un partido de fútbol, lleno de retos. Nunca desistas, siempre crea en tu corazón, lucha por tus sueños hasta el final.

FIN Con el gol de la emoción de Javi, el equipo de niños salió victorioso. Ahora, su hazaña fue contada de generación en generación, a veces como una leyenda, otras como una simple pero alentadora historia. El motivo es el mismo: nada es imposible para un grupo de soñadores que creen en sí mismos, siempre que trabajen juntos.