El entrenador sabio

En un viejo equipo de fútbol, los jugadores estaban frustrados y desesperados. Durante años habían intentado tratar de mejorar, pero sus resultados no eran los esperados. Fue entonces cuando llegó el entrenador sabio. El entrenador sabio era un hombre misterioso, cuyo nombre nadie conocía. Podía hacer milagros con este equipo, ¿qué tipo de influencia tendría este entrenador? ¿Lograría cambiar para siempre el destino de este equipo? Sólo el tiempo lo diría. El entrenador sabio
“¡Suéltalo! ¡Suéltalo!”, gritó el entrenador Sabio desde el banquillo. Pierre, el delantero del equipo de fútbol de la escuela Primaria de París, se había quedado con la pelota el tiempo suficiente como para ver el espacio abierto para gotear el balón y asegurar el gol.

Sin embargo, el entrenador sabio sabía algo que los niños no. Él conocía a Dean, el portero del equipo contrario. Dean era un jugador de último año y su técnica de juego la hacía brillar. Dean estaba muy cerca del área y recuperaría la pelota antes de que Pierre pueda rematar.

Así que el entrenador Sabio instó a Pierre a que le pasara el balón a Ben, que estaba varios metros más adelante. El entrenador sabio estaba seguro de que Ben podía tirar un giro rápido con el balón y luego recorrer la mitad del campo antes de que Dean recuperara.

Ben pasó con una pase de fútbol perfecto a Pierre, quien luego tiró un pase a Ben justo antes de que Dean se acercara demasiado. Ben entró en la zona de tiro casi sin esfuerzo y disparó. Gol!

Ganaron el partido y los niños salieron emocionados por el resultado. Sabían de su entrenador Sabio, y su decisión de poner la habilidad y el trabajo en equipo por encima de la individualidad había valido fue lo que hizo los ayudó a ganar el partido.

El entrenador sabio había enseñado una lección importantísima para los niños: Nuestra mayor fortaleza no siempre se encuentra en nosotros mismos, sino en aquellos que nos rodean. Allí encontrarás el verdadero éxito: siempre trabaja como un equipo. El Entrenador Sabio había conseguido enseñar a los muchachos que el fútbol es un juego increíble, divertido y emocionante. Ahora ellos iban al campo de juego con una nueva motivación, una que conlleva el espíritu de trabajar en equipo. Aprendieron que, así como la victoria es el resultado de trabajar en conjunto, también pueden celebrar los logros, aún cuando hayan perdido. Gracias a la sabiduría del entrenador, su amor por el fútbol y la forma en que logró transmitir estos valores, El Entrenador Sabio será recordado por siempre. ¡Viva el fútbol!