El balón encantado

En un rincón alejado de la ciudad, donde el tiempo se detenía y se podía escuchar cada sonido cercano, existía un balón mágico que fascinaba a todos aquellos que lo veían: el balón encantado. Esta pelota de fútbol única tenía la capacidad de conceder deseos a quien se atreviese a pedirlos. Una tarde, Luis, un niño de 9 años, gritaba y corría por el patio con su viejo y desgastado balón de fútbol. Habían pasado muchos meses desde que lo había encontrado en un rincón del parque de la ciudad, cuando fue allí con su padre a pasear.

De repente, el balón comenzó a brillar y moverse, sorprendiendo a Luis. El tamaño del balón comenzó a aumentar y se iluminó como una bola de luz.

Luis, con sus ojos bien abiertos, vio que existía un pequeño animal dentro del balón. El animal, ¡era un pequeño dragón que estaba perdido en el patio!

Muy asustado, Luis le preguntó al dragón: ¿Cuándo llegaste aquí? Pero el dragón no podía hablar, así que hizo una señal con su cola para que Luis se acercara más. Cuando lo hizo, el dragón le contó que él era el rey de los balones de fútbol mágicos.

Este peculiar dragón explicó que él había encantado a Luis con una magia especial y que le había regalado el balón para que siempre tuviera el don de ser un buen jugador de fútbol.

Luis estaba muy emocionado con el regalo mágico. Miró el balón con mucho respeto y lo agradeció de corazón. Entonces, en ese mismo instante, el encantado dragón voló lejos y desapareció.

Luis se quedó un momento admirando el cielo brillante, y pensando. El dragón le había regalado no sólo un balón encantado, sino también algo muy especial: El don de la convicción de que el esfuerzo, el compromiso y la disciplina siempre ganan alrededor de los campos de fútbol. Y desde ese día, Luis siempre recuerda esa mágica aventura cada vez que toca su balón. Finalmente ¡El balón encantado volvió a su lugar! Después de que el equipo de los chicos demostró su entrega y esfuerzo, su adversidad fue vencida gracias al poder que el balón encantado les dio. Esta aventura que tuvieron los chicos con el balón encantado estará guardada en sus corazones y recuerdos para siempre. ¡Adiós El Balón Encantado!